La cuenta regresiva ha comenzado. Faltan unos cuantos días para embarcarme a México. Apenas puedo creer que en una semana estaré otra vez tomando un café sentado en una banca frente a «El Jarocho» en Coyoacán, respirando el aire aquél dónde se mezcla el olor del café recién tostado con el olor de las rosas…