Si hay algo que se debe hacer estando en Alemania, es tomar cerveza. Es prácticamente un emblema nacional. Incluso se atribuye su invención a los monjes de Bavaria, quienes para sobrellevar los largos ayunos, se ayudaban con un par de espumosas. Quizá ese sea el origen del dicho en alemán: "Tres cervezas son una comida".
En la edad media era mas seguro tomar cerveza que tomar agua, por las enfermedades que se podían ser transmitidas a través de ésta última. Cada poblado tenía entonces una cervecería propia, y dado que los procesos de producción variaban de lugar a lugar, en el transcurso del tiempo surgieron tantos tipos de cerveza como las cervecerías existentes. Se estima que ahora hay entre 3000 y 6000 tipos diferentes.
En una ocasión, en una junta del trabajo, un estadounidense se congratulaba de haber estado en Alemania, y haber desmitificado la forma en que los alemanes toman cerveza. Decía: "en América (creo que se refería nada más a Estados Unidos, pero sin querer dijo una verdad continental) pensamos que el alcohol en Europa, especialmente en Alemania, es más barato que el agua, y que por ello los alemanes toman cerveza tres veces al día. En mi estancia me he dado cuenta que eso no es del todo verdad". Un compañero alemán, con voz profunda y aguardientosa le replicó: "¡Qué reconfortante es saber que todavía tenemos espacio para mejorar!"
En México yo no tomaba cerveza, en general no tomaba alcohol. Mi exploración de las cervezas alemanas tenían un doble significado: Probar la cerveza en sí y atenerme a los efectos que ello me pudiera causar.
Fue durante un evento al aire libre que probé por primera vez la cerveza alemana. Entonces hablaba ya hasta cierto punto bien el idioma (sin ayuda del alcohol), faltándome algo de práctica y vocabulario. Cómo ya sabía que en Alemania hay un sinnúmero de tipos diferentes de cerveza, me aproximé a una carpa dónde se ofrecían varios tipos. Leí rápidamente todos los letreros. No conocía ninguno, pero estaba decidido a probarlos todos. El problema se reducía tan solo a ¿por dónde empezar? Me dije; vamos a ir en crescendo. Empezaré por la mas barata, y continuaré hacia la cúspide. El precio será el criterio que me guíe. Así pues muy seguro de mi mismo, le dije a la sonriente chica que despachaba:" Me da una Pfand por favor". Ella me responde desconcertada "¿qué?". Sin perder un gramo de seguridad, con aire de conocedor, repito la pregunta mas despacio, procurando pronunciar las palabras claramente: "Me da una Pfand por favor" al tiempo que señalo el letrero dónde decía: "Pfand 1,50 DM". Claramente irritada, la chica me mira con ojos de no-quieras-tomarme-el-pelo y me grita:" ¡qué hay de malo con eso!". tras un momento de reflexión, intuí que algo no andaba bien. Entonces pedí tan sólo una cerveza y recibí una cerveza de mala gana. Su sonrisa ya no era para mí, y para nadie más. Estaba de mal humor, como suelen estarlo la mayoría de las personas que atienden. Me quedé con la duda si habría sido yo su primer cliente.
Antes de probar la siguiente espumosa, fuí corriendo a buscar un diccionario. No podía darme el lujo de seguir cometiendo ese tipo de errores. Desde entonces se me quedó bien grabado que la palabra Pfand no es ningún tipo de cerveza. Significa "depósito o caución por el envase".
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